dilluns, de febrer 16, 2009

PUENTES IMPREVISTOS


Hay recuerdos con los que no cuentas. Puedes intuir con cierta facilidad que hay muchas fracciones aparentemente olvidadas de lo vivido que antes o después se harán presentes. Que volverán a aparecer con mayor o menor claridad a poco que salten los resortes adecuados por el puro azar que la vida impone. Y que siempre habrá a tu alrededor alguien que corrobore, niegue o matice lo evocado.

Pero hay ciertas sensaciones primarias, básicas, en las que uno mismo era su único protagonista y testigo. Cuando se recuperan -y esto ocurre muy raramente- no es exactamente un recuerdo lo que sobreviene. Es la traslación plena de la sensación primigenia de algo cuya transmisión o explicación a los demás se presenta muy complicada, precisamente por no resultar clasificable como recuerdo sino más bien como una especie de reconocimiento.

Hay determinados recuerdos de sueños que, por cualquier circunstancia más o menos banal de la vida consciente, aparecen de pronto. Y se tiene la sensación más que certera de que has recordado ese sueño directamente rescatándolo del almacén de sueños que en algún sitio guardamos, sin pasos intermedios. Tienes en ese momento la seguridad absoluta de que, hasta ese instante mágico en que te es evocado, y por más tiempo que haya pasado entre el sueño y su recuperación, ese recuerdo nunca había pasado por tu vigilia despierta o consciente. Pero reconoces totalmente lo soñado y ahora puesto de manifiesto como tal. Y es como si dos mundos opuestos se cruzasen de repente, causando una sensación extraña.

Algo parecido a todo eso me ocurrió el otro día mientras repasaba con mi hija sus primeras palabras o frases leídas. De repente, con una inusual seguridad reconocí las letras agrupadas formando sílabas separadas sobre el papel, el enlace de unas con otras formando palabras, la dificultad para verbalizar las consonantes finales de determinadas sílabas. Reconocí un instante primigenio y me vi en mi hija. En la frustración de los errores y en la satisfacción del éxito de lo leído. No me acordé. Reconocí y hasta me llegó la sensación pura de aquel instante aparentemente perdido nunca sabré dónde. Una emoción extraña en la que hasta olores y sabores emergieron desde no sé qué ocultas simas. Fue como tender un hilo invisible y a nadie pedido entre el presente y un pasado remoto y expectante.

1 comentari:

morena ha dit...

Araña, Elefante, Iglesia, Ojo, Uva