dimecres, de febrer 17, 2010

SI UNA NOCHE DE INVIERNO...


Está cansado el sol porque es febrero

Vicente Gallego


Las tardes ya se alargan y el frío no logra deshacer cierta sensación de final de recorrido, pero hay una intuición de calidez cuando el invierno lanza sus últimas y gélidas lluvias, sus vientos afilados como abrazos póstumos de quien se sabe ya vencido.

No recuerdo tantos días seguidos padeciendo un frío tan intenso, tanta lluvia, tanta percepción de estar sitiado y sin escapatoria entre la nieve de las montañas y un mar húmedo y gris. Un sitio amplio y llevadero, todo hay que decirlo. Pero el tópico letargo, la necesidad de refugio o la huída de las calles habían sido hasta ahora meras representaciones de temporada, ligeros tributos estacionales que cumplíamos con la seguridad que otorgan los rituales más benévolos.

Los inviernos de la infancia eran una sucesión de ropas pesadas de las que desprenderse en cuanto se proclamaban los mediodías, deseos de lluvia y botas de agua, casas mal acondicionadas por la brevedad del frío, soleados sábados o domingos que permitían la relativamente dura intemperie y a la que el cuerpo joven vencía sin conciencia de hacerlo.

Caluroso vocacional, este año por primera vez he sentido como propia la experiencia del frío que se mete en el cuerpo y renuncia tercamente a salir durante horas, todo aquello tan oído y que creíamos tópicos o frases hechas de los que hasta hace poco llamábamos los mayores. Todo culpa -sin la menor duda de otras causas- de la especial dureza de este invierno.

Entre las aceras mojadas de la vuelta a casa, basta imaginar el calendario para consolarse con una anticipación del tiempo nuevo, de la vida que espera agazapada detrás de tanto frío, de la inminencia de la primavera, la explosión del verano y la vuelta inevitable a estas noches heladas, al invierno lentísimo que invitará otra vez a la nostalgia cálida de los cuerpos y del agua.

Aunque el mejor alivio tangible para la inclemencia es el último disco de Sting, que a vueltas con estos días ha logrado una extraña y adorable obra maestra, llena de frío y nieve y que venturosamente transmite calor y la sombra siempre alargada de Inglaterra.


2 comentaris:

Un rincón apartado ha dit...

Per què Sting, Angresola?

Pensava que vosté era una persona amb criteri...

Un abraç

Forlati ha dit...

Romanços! Yo sé més que de sobra lo que a vosté li agrada de la primavera d'estiu…………