diumenge, de gener 04, 2009

RECUERDOS, VÍSPERA, TARDE, NOCHE Y DÍA DE REYES


No creo que todavía esté vivo. Si lo está, será un nonagenario absolutamente gagá y al que yo le deseo metafóricamente lo peor.

Nosotros tendríamos siete años, éramos más simples que una piedra -yo persevero en esa línea- y se nos conocía en conjunto como la clase de 2º C. Él rondaría la jubilación, vestía un eterno traje gris con fino bigotito franquista y se le conocía como don Alfredo. Quizás no era un mal hombre, pero cometió un error fatal, inolvidable e imperdonable.

Pocos días antes de las vacaciones de Navidad, hablábamos en clase de lo que más nos gustaba entre lo inminente. Ya saben: las papanatadas beatíficas, los regalos, la Nochebuena, la Nochevieja... Y entonces algún inconsciente le preguntó a don Alfredo por los Reyes Magos. Se hizo un silencio extraño, y el muy miserable, mientras se frotaba las manos igualito que un Pilatos sin agua -recuerdo ese gesto y las inmediatas palabras con una claridad impropia de esos años- dijo sin darle mayor importancia: "Eso es una bromita que os gastan los padres..."

De aquella clase de cuarenta y tantos casi párvulos sólo cinco o seis -los más listos: fijo que ahora están en política- estaban en el ajo. Al ver confirmado su secreto, nos miraron a los demás con orgullo de ya iniciados -recuerdo algún vacilón "yo ya lo sabía..."- mientras en los demás nacían para quedarse la desolación y las caras de panoli. A mí se me cayó el mundo encima y la cara de panoli aún la llevo.

Tampoco quiero frivolizar. Sé que hay mucha gente a la que le han dado la liquidación, saldo y finiquito de su infancia de modos inmensamente más duros o peores que el mío, y de consecuencias irreparables. Pero tampoco voy a pedir disculpas por haber tenido una niñez razonablemente feliz, y por contar que en aquella clase y en aquel momento empecé a ver el alcance de la farsa. Muchos años después me reconocí en las palabras con voz de ultratumba de Leopoldo María Panero en El Desencanto, esa gran antipelícula: "El colegio es una institución penal donde te enseñan a olvidar la infancia". En mi caso se cumplió a la perfección. Y con fecha de aniversario.

Recorrí el camino de vuelta a casa como sonámbulo, y pedí explicaciones francamente indignado -qué injusto es uno y cuántas veces- a mi madre mientras ella me hacía la merienda. Cuando me confirmó todo aquello, lloré quizás por última vez como un niño. Después llegó mi padre, y cuando se me fue el sofoco y el cabreo, me ofreció algo que siempre le agradeceré: yo haría con él de Rey Mago para mis hermanos pequeños.

Esa tarea se prolongó por unos cuantos años maravillosos, y constaba esencialmente de dos fases. La primera -y la que, gustándome, era la que menos me interesaba- tenía algo de espionaje. Se trataba de trincar las cartas de mis hermanos y por otro lado sonsacarles qué era lo que más ilusión les hacía. Cuando eso estaba claro, mi padre y yo nos íbamos una tarde entera a intentar conseguirlo. Era lo que llamábamos "comprar lo gordo", que no acababa con la compra, sino que luego parte del fandango era esconderlo por la casa convenientemente aprovechando la ausencia de mis hermanos pactada de antemano con mi madre.

La segunda fase era la mejor. La noche de Reyes, después de ver la cabalgata y volver todos paseando a casa entre un ambiente que me sigue pareciendo extraordinario, cenábamos con el nerviosismo habitual -yo algo sobrado; se harán ustedes cargo- y nos acostábamos. Al poco rato, mi padre se asomaba por la habitación que yo compartía con uno de mis hermanos y que ya dormía, y me susurraba: "¡Venga!".

Era la señal. Sin quitarme el pijama, me ponía encima la ropa que casi acababa de quitarme y que había dejado preparada. Entonces cogíamos el coche y nos íbamos al centro. No sé si mi fascinación por la noche arranca de todo aquello. Sé que literalmente yo alucinaba con la profusión ruidosa de gente, los atascos, las calles cortadas al tráfico, los cientos de puestos ambulantes por entre los que nos movíamos, las sombras del Mercado, las gárgolas de la Lonja, los bares, la gente con bolsas en un ambiente plena y sinceramente festivo y alegre. Mi padre siempre intentaba aparcar por allí, y recuerdo aquel coche nuestro -un seat 124 de un terrible color marrón- quedándose por un par de horas en huecos imposibles o aceras maltratadas. Pero nosotros teníamos que hacer como fuera el recorrido que consistía en comprar algo de la quincalla que allí se ofrecía y afortunadamente aún se ofrece. Cuentos para pintar, algún trasto aparente pero barato, y sobre todo los dulces: monedas de chocolate, botellas de champán de chocolate, paquetes de cigarrillos de chocolate, caramelos o gominolas que empezaban su indiscutible reinado por aquellos años. Y carbón dulce, por supuesto: aquellos tochos imposibles de hincarles el diente y que acababan tirándose a la basura un mes o dos después...

Hace ya bastantes años que mi padre se retiró de ese maravilloso recorrido nocturno. Yo sigo haciéndolo y lo haré mientras pueda. Hubieron años en los que, ya todos los de casa en el secreto, se siguieron haciendo las cosas igual. Ahora disfruto como un enano viendo la cara de mi hija en la cabalgata, en la vuelta a casa, en su terror y su ilusión de antes de acostarse, y en la sorpresa soñolienta de su despertar ansioso. Para algo es la mejor fiesta del año.

Yo sigo escapándome a eso de las once. Quedo con amigos que quiero mucho en los alrededores del Mercado. Cenamos en la calle un bocadillo de blanco y negro. Nos tomamos una o dos copas. Disfruto de la noche y me acuerdo de muchas cosas. A eso de las dos, empezamos la retirada y la compra de los dulces. Ya saben: monedas de chocolate, etc, etc. Después, ya en casa, sólo queda inflar los globos con aliento algo alcoholizado, colocarlo todo para que el impacto sea el que yo recuerdo con felicidad extrema y, mientras se hace todo eso, rezar para que Laia no se despierte y se vaya todo al traste. Para algo es la mejor fiesta del año.

16 comentaris:

Comtessa d´Angeville ha dit...

Ay què bonico hòstia, que plore i tot!!!

Grans paraules aquelles de Leopoldo... també les recorde a la perfecció, però d'eixa (o ara no recorde si és d'eixa o de Después de tantos años de Ricardo Franco, crec més que és açò últim) la porte al cap com si me l'haguera tatuat, la frase que diu Michi mirant als ulls a tot lo perdut: ÉRAMOS TAN FELICES.


Dels meus Reis millor no parlar

Comtessa d´Angeville ha dit...

senyor què mal escric, per ahi me falten frases senceres, que volia dir que d'eixa peli o de la del Ricardo Franco em quede amb lo que diu Michi.

Forlati ha dit...

Qué maravellosa semblança!

Aixina i tot em fa un poc de cosa que algun menor que el lligga puga emportar-se El Chasco.

Yo vaig descobrir-ho en Octau, quan al meu voltant es produïa un clam: Sooooon els pares, burrrrrro! I yo responia en vehemència: No teniu ni idea, esteu poc flipats…

I en realitat lo que no tenien era un pare com el meu, tan metòdic en perpetuar la màgia…

En tot cas, ¿qui diu que els Reixos no existixen? I tant q sí. A mi q no m'ho neguen. Lo que ha segut completament real durant 13 anys, és real, molt més que unes atres quimeres.

Al meu chic l'any passat encara el vaig vore tremolant d'emoció la nit de Reixos, per més que ya tot el seu envoltori mediàtic i familiar el duya a rebelar-se. Al remat yo li dia:

— Pensa lo q vullgues. Per a mi existixen i punt.

Aixina que aplicat el conte, i ves pensant cóm t'ho montes per a mantindre l'ilusió de Laia fins l'adolescència. Que ya vindran després uns atres reis a enjugassar-la ad ella i a fer-te odiar-los a tú.

Salut i un abraç.

COMTESSA: Li prohibixc com a Consiglieri mentar a la bicha. Que es això de posar hora de final a la degeneració. Qui vullga actes notarials que vaja al despaig d'Angresola!!!

Anònim ha dit...

En algo tan sencillo se ve la catadura moral de la tropa. Hay dos tipos de personas: las que preservan el secreto y las que lo revelan.

Lo que nunca pude entender es a todos esos hijos de puta que disfrutaban jodiéndole la historia al nano de turno. Al mierda seca que lo hizo conmigo le tengo guardada la matrícula casi 30 años ya. Quizás un día me lo encuentre por la calle y le meta el collejón que se merece. No he olvidado el nombre. Ni la cara de listillo que puso, ni la voz de repelente niño Vicente haciéndose el sobradillo. Valiente hijo de la gran puta.

bar Torino

angresola ha dit...

És meravellós vore l´entusiasme que vostés mantenen cap a esta festa.

Forlati: vosté ha donat l´expressió exacta: "perpetuar la màgia".
Bar Torino: vosté ha donat la definició exacta dels que trenquen el secret: valientes hijos de puta.

Gràcies i abraços a tots.

Comtessa d´Angeville ha dit...

Forlati què és la bicha?????

La meua germana va ser una d'eixes filles de puta de que parla Bar Torino. Ho descobrírem les dos juntes de casoalitat, i si jo era jove per a saber-ho imaginen la Irene que té tres anys menys que jo... M'ho vaig callar, a mi la veritat és que me tenia prou igual perquè foren els pares o no sempre me portaven tot lo que demanava i això era lo important, però ella ho va dir a tota la seua classe, que tingueren que tocar del col·legi als meus pares per dir-los que la xiqueta els estava revolucionant allò.

També no sé com els nanos de la meua generació érem tan ignorants. Durant molts anys els tres que feien de Reis eren els més borratxos del poble i sempre passava algo, el que no es caia del burro et tombava d'una bafà quan t'acostaves a demanar-li caramels. I un any a l'esglèsia el retor va dir VIVAN LOS REYES MAGOS i el negre es va alçar i va dir I VISCA SANT MIQUEL.

angresola ha dit...

Hòstia, Comtessa, qué bó lo del negre!!!

Juan E. Tur ha dit...

Magnífico de nuevo. A esto hay que darle salida.

Anònim ha dit...

Que impresentable eixe profesor, per favor!!!, jo, la veritat, és cosa rara, però no recorde quan em vaig enterar que eren els pares, el que sí recorde encara és el nerviosisme i la felicitat de despertar el dia 6 de gener, tan prompte per vore els reglas, i també els dibuixos que els deixava xom a regal, i també tres gots d'aigua que deixava preparats!, i ara m'alegra vore la cara dels meus nebots en la cavalcada, i com criden fort la seua direcció perquè no s'equivoquen i els deixen els regals que han demanat.

A mi no m'agraden els nadals, però, des de sempre la nit del dia 5 sempre ha estat especial!

Petons, Mayte

Vicè ha dit...

Enhorabona Angresola. Estàs enorme en els relats de les últimes setmanes.

Jo vaig plorar més pel descens del VCF que per saber la veritat dels reisos. En el meu cas, ningú m'ho va dir, ho vaig intuir a partir d'algunes deficiències en l'operatiu que els meus pares establien per als regals. Vaig vore coses que no concordaven, algunes pistes que no duien enlloc, l'any del Cinexin com a regal estrella. També a la tv. La mateixa nit que tornavem de la Cabalgada vaig vore en la tele de dos canals que diferents reisos amb rostres diferents desenbarcaven en Madrid, Sevilla, Barcelona, etc... "¿Qué collons passa ací?", vaig preguntar als meus pares. Passí deu minuts un poc fotut, però se'm passà prompte el disgust.

Però, com diu Forlati, els reisos existeixen. Perquè del que tracta tota esta milonga de la vida és de no deixar mai de ser xiquets, de pensar, creure i viure el mon com ells.

morena ha dit...

Sergi va al cole en autobús y con tan sólo cinco años me preguntó ¿eso es verdad? seguidamente me contó que alguien le había dicho que los reyes eran los padres, mientras yo en décimas de segundos me cagaba en todo lo cagable de ese alguien y en parte de su familia, le pregunté ¿tú que opinas?, me dijo, yo creo que SÍ existen...hasta hoy.

Muy chulo su post

Un rincón apartado ha dit...

Es precioso

Pienso intentar ofrecer mi versión "real" en cuanto vuelva a casa; vamos a ver a mi tía Lola, donde siempre los Reyes nos han dejado cuatro regalos.

Espero que todo le haya encantado a Laia.

Abrazos

elzo ha dit...

Qué bonito. Yo suelo cabrearme con mi padre porque nunca tiene un detalle.

moledo ha dit...

Hola:
Me ha gustado mucho conocer tu blog a través de una entrada tan entrañable. Me ha encantado.
Yo soy de la generación de transición entre las chapas (que ahora se juegan por videoconsola, tiene narices la cosa)y las primeras consolas.
Recuerdo con mucho cariño la noche de reyes. Íbamos al mercadillo en el Cabanyal y yo no me enteraba de que mientras mi padre me distraía, mi madre compraba las monedas de chocolate (lo de los cigarrillos, ni en chocolate) y ese carbón que sólo probamos una vez y, como dices, al mes fue directo a la basura.
Recuerdo que en 4 de primaria yo era un fiel defensor de los Reyes Magos y su veracidad y, como si en un debate se tratara, discutía con otro tertuliano de mi quinta de ocho años que iba de listillo: "¿Cómo van a ser de verdad los Reyes si las bolsas de los juguetes son del Toysarás?". Yo argumentaba y argumentaba y, como soy muy diplomático al final le di la razón en que lo más seguro es que el ratoncito Pérez no existiera porque era muy difícil que un ratón supiera a qué niño se le caía un diente y fuera a su casa a dejarle 500 pesetas. Llegué a casa y le expuse estos argumentos a mi madre: "Mamá, está claro que los Reyes existen, pero el ratoncito Pérez es imposible porque bla, bla, bla". Mi madre me dio la razón y me pidió que no se lo contara a mi hermana.
Al llegar el 6 de enero, supongo que de ese año, lo recuerdo perfectamente, estaba yo estrenando la Primera Videoconsola, la GameGear de SEGA, la "pequeñita" (hoy enorme), eran las ocho de la tarde. Mi padre me lo contó, mientras preparaba la cena. Apagué la consola y me puse a llorar delante de él, por frustración, y echándole en cara haberme engañado, porque se fue la magia.
Para mí, a día de hoy, (y muy feliz con lo que me han traído este año), la magia aún no ha vuelto. Veo a los niños pequeños que conozco abrir regalos compulsivamente, casi sin valorarlos, veo a la gente comprar y comprar y olvidar las monedas de chocolate y el mercadillo.
Siento poner un poco el toque triste y escéptico en los comentarios. Quizá si algún día tengo un hijo me vuelva la ilusión.
Te seguiré leyendo.
Un abrazo y gracias.

angresola ha dit...

Moltes gràcies a tots per tants i tan amables comentaris.
Abraços.

Anònim ha dit...

Comparto todo aquello que has dicho y siento mucho no haberte acompañado la noche de reyes, como todos los años,a por los kilos y kilos de monedas , champañitos y cigarritos de chocolate.Mi comedor quedó un poco austero este año y no pienso consentirlo más. No señor.