dimecres, de setembre 17, 2008

UNA RECOMENDACIÓN Y UN RUEGO


Descubrí a Robert D. Kaplan con Fantasmas balcánicos. Y fue uno de esos descubrimientos azarosos, que no vino por influencia alguna, y que son probablemente los que mejor sabor de boca dejan. Poco tiempo después le leí un par más de volúmenes aunque -siendo buenos libros- ninguno alcanzase el interés y la calidad del primero. Y así me quedé hasta que los dioses me pusieron delante Invierno mediterráneo.


Esto no pretende ser una crítica convencional: es un elogio baboso y rendido. Porque lo que Kaplan hace en el libro es en principio sencillo: evocar varios viajes de juventud por el Mediterráneo central y oriental, acompañado por alguien que es una difusa y cambiante sombra en el relato, que apenas tiene presencia. Pero lo hace mezclando prodigiosamente erudición y recuerdos personales, veneración por el pasado y emociones y reflexiones que conmoverían a cualquier poeta en ciernes.


Ahora es un prestigioso analista de política internacional, miembro de más de un gabinete de influyentes asesores, pero el Kaplan de entonces era un joven norteamericano de familia modesta lleno de ilusiones y proyectos y fascinado por la historia, que viaja en invierno sin apenas medios, fuera de temporada, "(...) en un periodo de toldos enrollados, de hoteles medio vacíos y de solitarios restos arqueológicos algo descuidados (...), haciendo del relato un continuo ir y venir entre lo lírico y la mejor recreación y constatación del pasado, y en el que los protagonistas son Rodin, Flaubert, Cartago, Marsella, Túnez, Dido y Eneas, Virgilio, Yugurta, san Agustín, Paul Klee, Kairuán, Roger de Lauria, Roma, Sicilia, Tucídices, Siracusa, Palermo, Alcibíades, los normandos transplantados al sur, Agrigento, Caravaggio, Villa Adriana (y el gran Adriano, claro), Split, Dubrovnik, Diocleciano, Atenas, Bizancio, Lawrence Durrell, el monte Athos, Robert Byron, Mistra...


Sólo una muestra: "Esa tarde nos permitimos el despilfarro de dar un paseo en calesa por tres dinares tunecinos. Desde el cementerio tomamos el tren hacia el norte y descendimos en el pueblo de Sidi Bu Saïd, donde por ocho dinares pasamos la noche en una antigua mansión señorial. Ésa fue la única noche en todo el invierno en que disfrutamos de calefacción central. Al atardecer subimos las escaleras que llevan al Café des Nattes de Sidi Bu Saïd para tomar té con piñones. El techo de nuestra habitación estaba decorado con espejuelos de colores y azulejos azules. Afuera en el jardín, encontré a la mañana siguiente adelfas rosa, naranjos, hibiscus, buganvilias y un solitario y monumental ciprés. Recuerdo el liviano caminar de un gato mientras un hombre acudía con una escoba a barrer los pétalos caídos."


Compré y leí Invierno mediterráneo en el verano del 2.004, y desde entonces tomé como una muy agradable rutina -ya saben cuánto disfruto con algunas- releerlo todos los veranos. Me gusta tanto que o no lo leo nunca más o lo releo muy a menudo, y así no dejo lugar a la decepción que el tiempo -bueno, la vida- gusta de arrearnos de vez en cuando. Ahora acabo de terminarlo otra vez.


Bien, pues hasta aquí la recomendación. Y ahora el ruego: no se lo pierdan.




7 comentaris:

Forlati ha dit...

Me l'apunte. Els dos grans llibres que em venen al cap són "En el gallo de hierro" de Paul Theroux, extraordinari viage en tren per la China (pero uns atres llibres d'ell no m'han dit tant) i "La prisión blanca" d'Alfred Lansing, una recreació ficcionada de l'immensa aventura de Shackleton en l'Antàrtida. Llectures, cóm no, d'estiu.

Salut!

Anònim ha dit...

Seguiré el seu consell. ¿Pot ser que un dels que no l´ha dit molt de Theroux fon Las Columnas de Hércules? Crec que no arribí a acabar-lo. Però faré per buscar el de Xina. No és vosté l´únic a qui he sentit parlar molt bé d´eixe llibre.
El de Lansing tampoc l´he llegit, però la història de Shackleton és, com bé diu vosté, immensa. També intentaré fer-me amb ell.

Més salut!

Angresola

Comtessa d´Angeville ha dit...

jo m´apunte recomanacions d´un i d´altre, ale.

me poden anar dient biblioteques valencianes on anar matant la fam, o llocs als que siga fàcil que, accidentalment, algun que altre llibret acabe "caiguent" dins del meu bolso sense donar-me conter? Que estem de crisi i no hi ha diners.

Forlati ha dit...

Las columnas de Hércules, efectivament, se'm caigué de les mans. El de China li'l deixe. El de Lansing no puc, pq no el tinc. Algun cabró no me'l tornà i ara està completament exhaurit.

Anònim ha dit...

Gràcies Forlati. Ja parlarem.
Comtessa: és vosté incorregible!!!! En qualsevol cas, ara està prou complicat amb eixos sensors metàlics. Es pot perpetrar només en llibreries de vell. Les noves o les grans ho han posat massa complicat.
A mi em trincaren al antic Galerías Preciados. Tenia jo catorze anys i un guàrdia jurat m´agarrà el braç: "¿Me acompaña caballero?". Eren dos títols de la col.lecció Austral, encara recorde els noms, que no diré. Jo era molt jove...
Abraços a tots.

Angresola

morena ha dit...

Lo de Galerías Preciados, siempre ha sido de escándalo, una pena que ya no esté..

Vicè ha dit...

M'apunte les recomanacions amb caràcter d'urgència.